¿Que Es El Populismo? y ¿Cómo Surgió En Latinoamérica?

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Populismo En América Latina
Populismo En América Latina

Surgimiento Del Populismo En Latinoamérica


El surgimiento del populismo en América Latina se debió tanto la crisis en las relaciones de dependencia como las transformaciones sociales que se dieron en el interior, las cuales destruyeron las condiciones que sustentaban el poder.

Dentro del populismo se dieron varios matices que tenían que ver con situaciones particulares: influencia política, refuerzo del poder a través de la dictadura, triunfó el caudillismo o intento de supervivencia democrática.

Consecuencias políticas de la crisis de 1929

Las experiencias políticas, económicas y culturales que se llevaron a cabo en América Latina a partir de 1930 estuvieron relacionadas con las condiciones más o menos excepcionales creadas por las crisis del capitalismo internacional y las luchas internas en los países de la región.

Alrededor de 1930 muchos gobernantes latinoamericanos encontrarán debilitados, abandonados y en verdadera zozobra.

México fue el país donde esa crisis se manifestó en primer lugar y de modo más notable. 
En el mismo sentido, aunque con menor fuerza se verificaban crisis y luchas políticas importantes en Argentina, Chile, Perú, Brasil y otras naciones.

Los principales efectos negativos de la gran depresión económica de los años 30 se sintieron en el sector exportador de esos países. Dicha situación favoreció a los negocios norteamericanos en la región y mostró la fragilidad de estas economías frente a los continuos  provenientes del exterior.

Estos acontecimientos mundiales provocaron una serie de rupturas en los procesos de las Naciones latinoamericanas dependientes.

México Brasil Argentina y Chile experimentaron desarrollo sociales políticos y económico interno importante debido aquellas rupturas.

En dichos países y en general en casi todo el continente, el surgimiento del populismo fue un fenómeno relacionado tanto con la crisis en las relaciones de dependencia como con las transformaciones más o menos intensas y amplias, ocurridas en el interior de las sociedades.

Al surgir las nuevas fuerzas sociales y políticas generadas por la urbanización, la industrialización y el crecimiento del sector de servicios, se destruyeron algunas de las bases más importantes del sistema político tradicional y se crearon las condiciones para nuevas formas de organización del poder.

Otra las consecuencias políticas de la crisis de 1929 fue la aparición en América Latina de una conciencia cada vez más acentuada de los problemas nacionales la cual se evidenció en los nuevos regímenes que se establecieron.

Su principal objetivo fue a llevar a cabo una independencia económica real y efectiva rechazando toda influencia extranjera impidiendo el fortalecimiento de la influencia de los Estados Unidos.

Por último, se produjo la disyuntiva entre dos tendencias políticas la primera fue la propuesta por los partidos populistas urbanos y tendía a establecer sistemas liberales caracterizados por la continuidad de la influencia de los sectores tradicionales.

La segunda llevó al triunfo de los sistemas dictatoriales.

La crisis de 1929 multiplicó la existencia de regímenes populistas, inspirados en gran parte en los métodos fascistas, que adaptaban aspectos corporativos, con una tendencia al mando colegiado, de grupo o de partido.

La escasa cultura política de las masas latinoamericanas les llevó a mitificar la figura política del jefe salvador detrás de una fachada progresista, los populistas verdaderos profesionales de la demagogia se preocuparon esencialmente por su imagen.

Pregonaban la defensa de lo social y eran económicamente débiles pedían una fidelidad política total que no aceptaban el menor asomo de crítica.

En la etapa del populismo existieron cuatro tipos de gobierno todos ellos caracterizados por el predominio de los fuertes, de los que mandan.

En primer lugar los sistemas políticos con evidente conspiración en la vertiente fascista de nacionalismo, cómo fue el caso de los modelos brasileños y argentinos y los gobiernos surgidos como consecuencia de la guerra del Chaco en Bolivia y Paraguay.

En segundo lugar los regímenes que promovieron reforzamientos personalistas del poder estableciendo dictaduras y otorgando plenos poderes al gobernante lo cual sucedió en Uruguay Perú y Ecuador.

La tercera situación se dio como consecuencia del triunfo del caudillismo, fenómeno típico del área del Caribe (Venezuela, El Salvador, República Dominicana, Nicaragua, Guatemala y Honduras), que se desarrolló bajo protectorados norteamericanos por último la cuarta posición estuvo caracterizada por intento de supervivencia democrática, con gobiernos en los que todavía ejercían su influencia la oligarquía, el conservatismo liberal y la pugna de intereses; esto fue lo que ocurrió en Chile, Colombia, México y Cuba. 

BRASIL

La caída del Imperio no trajo consigo ningún cambio decisivo en la estructura social y económica de Brasil, pero si implico unas modificaciones importantes en las formas políticas inició un proceso que desembocó en el esfuerzo reformista de Vargas.

Con la caída del Imperio cayeron también el senado vitalicio, la elección sobre la base de la renta, la nobleza titulada y la designación centralizada de gobernadores provinciales.

Por otra parte el advenimiento en la República fue impulsado poderosamente por el naciente clase media cuyo más conspicuos representantes fue Rui Barbosa.

Sin embargo la oligarquía agroexportadora reaccionó y logró controlar el gobierno. Este gobierno actuó en formar peculiar, de acuerdo con sus intereses; su estrategia consiguió entregar los flamantes nuevos estados a las dirigencias locales casi como haciendas privadas.

Los gobernantes surgían, en buena medida, de los acuerdos con los poderes locales, especialmente con la de Sao Paulo y Minas Gerais de dónde eran oriundos la mayoría de los presidentes.

Por ello el gobierno central respetaba cuidadosamente los privilegios de los terratenientes. Para que este mecanismo funcionara, se ejercía un control cuidadoso de las elecciones.

El localismo llegó a tal extremo que el congreso no reconocía aquellos candidatos que tenían la aprobación de las juntas electorales estatales; manejadas a su vez por los gobernadores.

Mediante este mecanismo, se rechazaban las pretensiones políticas de la clase media liberal. la maquinaria estaba encaminada a vigilar y sustentar el sistema fiscal, la exportación y el control de la moneda.

Por eso, los estados económicamente más poderosos eran los más interesados en su control. Sin embargo, los poderes locales estaban lejos de mostrar unanimidad en este sentido; el federalismo convertido en intransigente regionalismo daba pie a feroces conflictos.

Los estados rivalizaban entre sí, los más fuertes constituían pequeñas potencias y los otros formaban alianzas para defenderse; cada uno procuraba a formar su ejército local e incluso se hacían la guerra mediante impuestos fronterizos.

En el Congreso Nacional los representantes en vez de bloques partidistas forman bloques estatales. 

Las consecuencias de esto para la conformación de algo que podría ser entendido como de interés nacional eran realmente nocivas: en forma concreta, resultaba imposible establecer una continuidad administrativa o un plan Nacional de desarrollo.

MILITARES

Frente a esta estructura prácticamente impenetrable, en la clase media volvió su mirada los militares y apelo a ellos para llegar al poder.

La corporación militar brasileña había recibido un vigoroso impulso con la guerra del Paraguay y la mayoría de los oficiales provenían de la clase media.

Por su educación positivista se consideraban a sí mismos como una vanguardia progresista en medio de la anarquía. 

La República mismo era una obra de ellos se había iniciado por una decisión del General Deodoro Da Fonseca pero que Cruz Costa llamo la doctrina del soldado ciudadano era obra del positivismo Incluso el Imperio.

De cualquier manera los militares se consideraban salvadores en los alrededores del pueblo frente a las pretensiones de bachilleres y político profesionales.

Así, las rivalidades localistas y las intervenciones militares convirtieron a la República un régimen de pronunciamientos y cuartelazos, sin que la oligarquía cafetera abdicara de su poderío.

En la situación descrita puede situarse origen de la crisis de 1930.

La economía exportadora sus tenía artificialmente en detrimento de las clases trabajadoras y de la naciente burguesía Industrial.

Esta última era completamente dependiente de un mercado externo durante el mismo período.

La ideología republicana Federal estaba desvirtuada y era manipulada por los bancos locales con intereses en la exportación; la naciente clase media.

Por otra parte se mostraba dispuesta aprovechar a la corporación militar, que (al igual que en el caso de la Argentina) se consideraba a sí misma como vanguardia progresista, árbitro de la legitimidad del poder civil y preservadora de virtudes cívicas frente a las ambiciones, la ineptitud y la anarquía civil.

Una mezcla elementos tradicionales y modernos: por un lado, latifundismo, corporativismo militar y política localista: por otro, control Internacional de la exportación y de los servicios públicos afanes expansionistas de la seudo burguesía brasileña e ideología democrática de la clase media.

Todo ello en trabado en una estructura cuyos antagonistas la hacían altamente explosiva.

El TENENTISMO

De cualquier manera, los militares fueron quienes, en 1930, decidieron la situación. Ya antes, desde 1922, se habían dado periódicas asonadas militares contra la oligarquía, las cuales habían sido agrupadas por los historiadores brasileños bajo el nombre de Tenentismo porque sus protagonistas principales era oficiales jóvenes y de baja graduación.

La más importante fue la encabezada por Luis Carlos Prestes en 1926 la rebelión conocida como la Gran Marcha mostro formas en todas las características del Tenentismo.

Guerra de guerrillas llevada a lo largo de 26000 kilómetros, en la cual el heroísmo iba acompañado de una inconsciencia e indecisión con respecto a los problemas sociales y económicos del campo brasileño.

Su acción en las grandes haciendas fue muy tímida y, en general, dejó traslucir los ideales vagos de todo el movimiento: quería el cambio en los hombres en el poder, rechazado la corrupción y demandaba representación auténtica y Justicia.

En este ambiente llegó al poder Getulio Vargas, al frente una sublevación que tuvo lugar a fines de 1930.

En ese año, la crisis económica y política del país había llegado a su punto más agudo. En el año anterior, por ejemplo, la producción de café había sido de 29 millones de sacos, de los cuales sólo se exportaron catorce.

La crisis del café constituyó, pues, uno de los actores de la revuelta política.

El estancamiento de la exportación agrícola contrastada con expansión de la naciente industria.

Esto implicaba una debilidad económica de la población campesina y urbana, además de un indefinido estado de descontento.

A ellos se sumaba un marginalismo político que produce una situación de Gran tensión en el ánimo popular.

CRISIS ECONÓMICA

Mientras tanto la crisis económica mundial, con sus implicaciones para el Brasil, provoco serios conflictos y agudizo la cuestión social.

El gobierno revolucionario heredo de la vieja Republica el gran problema conocido como la “crisis de café”, que fue una consecuencia de la política adoptada por el gobierno brasileño durante el período en que tuvo el monopolio de la producción mundial del café.

Esta crisis contribuyó al fortalecimiento del partido Democrático en Sao Paulo.

Este partido acusaba al gobierno de no interesarse por los cultivos del grano y de tratar de denigrar el prestigio de presidente Pereira.

Brasil estaba frente a un dilema: o se dedicaba a producir materias primas de exportación y sacrificada cada vez más el nivel de vida de la población, o se dedicaba a desarrollar el mercado interno, revolucionando sus estructuras económicas y políticas, y liberándose de la economía colonial.

Un analista de la situación Afirma lo siguiente:

Fue después de 1930 que todo este proceso de transformación se acentuó. La crisis mundial que se había desencadenado al año anterior repercutió gravemente en Brasil. 
El valor de los productos fundamentales, sobre los cuales se apoya su vida económica, cayó brusca y considerablemente. 

En consecuencia, las exportaciones se redujeron. El promedio anual de ingresos por exportaciones de los años 1926 a 1930 fue de 88.200.00 en libras oro; en los siguientes 5 años (1931-1935) bajo a 38 millones.

Todo esto precipitó el desequilibrio las cuentas externas del país, el déficit presupuestal y la desvalorización de la moneda, provocando el empobrecimiento de las clases medias y populares que dependían de sueldos fijos.

Se agravó Entonces el choque de intereses entre las fuerzas progresistas, que clamaban por reformas en la estructura, y las fuerzas de la reacción, que proponía la represión política, propugnando porque el país tratará de vender, en el mercado internacional otros productos de exportación como naranjas, piñas, plátanos, algodón y minerales, con el fin de salvar el sistema económico vigente.

GETÚLIO VARGAS 

Getulio Vargas, que ante todo deseaba conservar el poder y mantener las estructuras existentes, con las cuales estaba comprometido por su formación cultural y política.

Demostró una gran habilidad al inaugurar y ampliar una política laboral que trataba de satisfacer las reivindicaciones de los trabajadores, para darles un mínimo de derechos y garantías.

Por esta razón creo durante los primeros días del gobierno revolucionario el Ministerio Trabajo Industria y Comercio.

Siendo tan perspicaz y hábil como político, Getulio Vargas se dio cuenta de que el apoyo popular le iba a ser muy útil y trato de aplicar leyes que beneficiaban a los trabajadores, con el propósito de contar con la simpatía de las masas en la crisis que se aproximaba: la Revolución Paulista.

Cuando dicha Revolución estallo, Getulio Vargas trato de demostrarle al pueblo que los paulistas serán reaccionarios y separatistas; público en 1932 una serie decretos leyes que lo pusieron ante los ojos de la mayoría del proletariado nacional como jefe y protector; creó las oficinas de Inspección Regional del ministerio Trabajo para vigilar ejecución de las leyes laborales; reglamento la duración del trabajo y el descanso semanal de los empleados del comercio, así como el trabajo de las mujeres y de los menores; creó las juntas de conciliación y arbitraje.

Los acontecimientos arrastraban a los grupos dominantes hacia reformas y concesiones que les permitiera mantenerse en el poder.

Ante cada nueva crisis, se veían obligados a hacer nuevas concesiones.

El golpe de Estado del 10 de noviembre que instauró en el poder a un gobierno con tendencias corporativistas se venía preparando desde 1935.

Getulio Vargas y sus seguidores más activos facilitaron la acción de los comunistas con el fin de tener luego un pretexto para adoptar medidas de excepción que favorecieron el golpe e infiltrar elementos de su confianza en el grupo integralista.

Getulio Vargas comprendió mientras preparaba el golpe, que los gobernadores le iban a apoyar porque estaban deseosos de permanecer en sus cargos.

Lo apoyaba la mayoría absoluta de sus ministros y sus jefes militares; sabía, además, que el parlamento actuaria dócilmente en de su voluntad.

Trato de obtener el apoyo de los integralistas, lo cual resultó bastante fácil, puesto que Plinio Salgado esperaba realizar, al lado de Vargas, la misma hazaña que Hitler había logrado junto a Hindenburg en Alemania.

Después del golpe, cuando comprendió que sus esperanzas se venían abajo, trato de conseguir que lo nombraran ministro de Educación por los servicios prestados.

Vargas trato de imponer el fascismo en el Estado Nuevo, pero naturalmente sin el jefe nacional.

Las etapas del golpe se cumplieron con éxito. Primero se divulgo el plan Cohen en los periódicos con el propósito de atemorizar al pueblo y preparar el espíritu de la clase media según la conveniencia los sectores militares legalistas.

Después, con la ayuda de los ministros de Guerra y de Marina, Vargas solicitó al parlamento que decretar “el estado de sitio”.

Vargas trato de anular las posibilidades de acción de sus probables competidores y colocó a la brigada militar de Río Grande do Sul y a la policía de Sao Paulo bajo el control del ejército.

Cuando el golpe ya estaba a punto de ocurrir, Getulio prohibió la divulgación del manifiesto de Armando Sales de Oliveira, en el que este informaba al país sobre todas las anormalidades que presentía.

Vargas comprendió que había llegado el momento de actuar. Sitió al parlamento para obligar a los diputados a que le permitirán entrar: el golpe se había consumado.

Los gobernadores de Pernambuco y de Bahía, que no estaban de acuerdo, fueron sustituidos por los comandantes de las regiones militares.

El presidente, recién transformado en dictador, hablo a la nación para justificar su actuación. Dijo que había grabado con el deseo de liberar al país de la falta de unión y del dominio comunista.

En esta ocasión, y como lo había hecho el primer emperador del Brasil, otorgaba al país una nueva constitución, elaborada por el jurisconsulto Francisco de Campos a quién nombró ministro de Justicia.

La dictadura se consolidó por medio de un decreto que prohibía el funcionamiento de todos los partidos políticos, incluyendo a la Acción Integralista Brasileña.

Los integralistas trataron de organizar un contragolpe, encabezado por sus miembros más radicales y con el apoyo de los políticos enemigos del Estado Nuevo.

El 11 de Mayo de 1938 tomaron por asalto el ministerio de la Marina, la Radio Mayrink Veiga y el Palacio de la Guanabara, residencia del dictador.

Después de 5 horas de indecisión entre atacantes y atacados los primeros fueron derrotados, hechos prisioneros y fusilados.

Así terminó la última resistencia armada contra el Estado nuevo y Vargas puedo construir una editorial y de propaganda que lo mantendría en el poder hasta 1945, y que lo transformó en una figura de gran prestigio popular hasta el día de su trágica muerte, en Agosto de 1954.

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